viernes, 1 de julio de 2011

NO ES TANTO SER TONTO


historias para ser contadas I

“El marisco lo pongo yo”, voceó mi amigo Mariano Baños. Hubo un interrogativo cruce de miradas entre los que estábamos allí. Nos habíamos reunido un grupo de amigos para hacer una paella, el marisco ya estaba comprado y Lola – actuaba de chef - y otros que la ayudaban, ya estaban a medio sofrito.

¿A qué venia lo del marisco?. “Jordi, acompáñame a la playa que voy a pescar gambas, pulpos, calamares y lo que pille, será el segundo plato”. Efectivamente, en el porta paquetes de su coche llevaba un equipo completo de submarinismo, bombonas, patos. Todo.

Me gusta el mar desde la costa, pero dentro…no es lo mío, así que seriamente le advertí.- “Oye, mi perra nada mejor que yo, así que si hay algún percance te serviré de muy poca ayuda, solo podré ser testigo pasivo de un inútil accidente”.

Como respuesta obtuve una carcajada que claramente sólo tenia un significado, “siempre serás el mismo, ¡Qué tonto eres!”, esto acompañado de una contundente palmada en la espalda. Por suerte, tengo la dentadura sana y fuerte, de tener la de Luis Aragonés, por ejemplo, la hubiera perdido hecha trizas en el suelo, diez metros más allá.

¡Vamos!, ordenó.

Escogí un rincón, entre unas rocas. El solecito era el de un precioso día de primavera que me hacia todo lo feliz que podía desear. Mariano se equipó y ya entró a nadar con muy poca profundidad de agua, puesto que el fondo era de gruesas e incomodas piedras. Me propuse leer tranquilamente todo el periódico y aunque me sentía feliz, notaba una cierta inquietud deseando que no pasara nada inesperado.

Como digo, mi relación con el mar nunca ha sido muy buena, soy payés y no marinero, así que aquella inquietud de fondo, me trajo a la memoria un día que otro amigo, ejecutivo de una importante multinacional francesa, se había comprado una barca, no se si era un laúd o algo así, no entiendo de barcos. Para hacernos una idea, sería algo así como ocho o diez veces la bañera de casa. Puso tanto empeño en que diéramos un paseo en su flamante barca que no me vi con fuerzas para negarme, tampoco encontré ninguna razón para fastidiarle su ilusión, así que mostrando compartir su animosidad, accedí.

A unos mil quinientos o dos mil metros de la costa me propuso darnos un baño en aquellas aguas limpias de azul profundo.- “¡Ah no!, mi condescendencia tiene limites y éste es uno de ellos. Báñate tu si quieres, yo me quedo en la barca”. No se si quedé como un cagón o un tipo raro, pero ¡Tchoff!, se tiró al agua, produciendo un violento bamboleo en la barca que sin tiempo a un razonable ataque de terror, me agarré no se donde para no salir proyectado tras él hacia el agua. Al llegar la hora de volver a la barca, la cosa se puso chunga, no tenia suficiente fuerza, ni punto de apoyo alguno para salvar la altura del lateral. Lo probamos por babor, por estribor, por proa y por popa. Al principio intenté darle la mano, pero la barca se inclinaba peligrosamente y si volcaba, sin duda era un estúpido fin para una vida – la mía – en un momento en que aun creía que en la vida había cosas interesantes por hacer. Me puse al otro lado de la barca forzando para hacer contrapeso, pero ni así.

Tras maldecir mi estúpida condescendencia por aceptar situaciones en las que no tengo ninguna aptitud para controlar, en medio del mar salió el payés que llevo dentro y soltando para mis adentros un buen surtido de “mecagüens” rurales aprendidos de pequeño del Sr. Gall en Rellinars, me dije.- no serás tu quien me mandará al fondo, así que tomé el mando de la situación y ordené: “agárrate fuerte al lado, pondré el motor en marcha y chino-chano te arrastraré hasta la playa”. Y así llegamos. Jamás en la vida hemos vuelto a hablar de aquel incidente. No pasó.

En hora y cuarto, hora y media me había leído todo el periódico y Mariano no aparecía, así que sin más que hacer me dediqué a sufrir. Al fin le vi emerger a unos 60 metros, venia hacia mi andando con raros y grotescos traspiés que interpreté me dedicaba como una sarcástica parodia burlona por mi anterior advertencia. Estando a unos 40 metros, soltó un desgarrador grito.- “Ayúdame jodeeer!!!”. Tuve unos segundos de duda, ¿era broma?, ¿iba en serio?. Ante la duda, vestido tal cual, con zapatos y La Vanguardia bajo el brazo, corrí mar adentro lo más rápido que pude. Cargué con la mochila de oxigeno, el fusil y no se qué otros trastos (mi ropa mojada pesaba más que todo el material), pasé su brazo sobre mi hombro y procurando no caernos, el fondo era un desastre de piedras irregulares, llegamos hasta la orilla. Del marisco, nada de nada.

Llegamos a casa. Yo calado hasta los huesos acompañado de un hombre rana. Mi desconcertante aspecto de naufrago deslocalizado promovió la carcajada más sonora jamás escuchada. ¿Cómo explicar que era el naufrago quien había salvado al hombre rana?. No cuadraba, no era congruente, así que durante toda la comida fui victima de toda clase de hirientes bromas, la más benevolente que a partir de ahora, por si acaso, cada vez que me acerque a la playa, mejor alerte a la Guardia Civil del Mar.

Así quedó la cosa. Lola no podía saber lo que en realidad había sucedido.

Me consolé pensando que ser tonto tampoco era tanto, a veces hasta somos útiles.

25 comentarios:

  1. De Jordi Samarra me sorprende su diversidad. Incapaz de mantener una línea. En un blog provoca un alud de reflexiones filosóficas, el siguiente pasa inadvertido y en el próximo las emociones desbordan los comentarios. Pero siempre tiene un fondo. Siempre nos quiere decir algo. Siempre intenta provocar la reflexión.
    Por eso me resisto a creer que el comentario de este mes sea tan intrascendente y anodino como aparenta. No puede tratarse del relato de una simple anécdota. No estaría a la altura de lo que esperamos de él.
    Usa Samarra en este artículo un armazón de lenguaje “positivo” – paella, barca, dentadura,Vanguardia – que emplea para generar estructuras imposibles, que exigen una explicación, una exégesis, sin la cual carecen de sentido o tienen un sentido plano (Tele 5) que nada tiene que ver con la profundidad habitual de sus exposiciones.
    Creo que hemos de entender el relato como una parábola, al estilo evangélico: “De los tontos será el reino de los cielos.”
    Si os fijáis una clave puede estar en los números. Se relatan 2 hechos. En cada uno están implicadas 2 personas: el protagonista y un amigo. 2 parece ser para Samarra el símbolo de la dialéctica sin objeto. Luego cita (2x4) 8 ó (2x5)10 veces más grande, a unos (2x10) 60 metros, unos 1.500 ó 2.000 metros, todos ellos símbolos cabalísticos usados entre los sumerios para reflejar la disparidad entre el drama mental y espiritual del individuo al que los demás consideran tonto y el proceso biológico y físico que conforma su real necedad.
    El mar, que rechaza -“yo soy más payés que marinero” dice – alude a un agua, enemiga, potencialmente peligrosa, que representa el fluir humano. Los fracasos que experimenta y resuelve como buenamente puede, nos vienen a decir que todos los intentos por trascender este medio hostil conducen a una abstracta grisura y por lo tanto a la muerte.
    Samarra como espectador ajeno a lo que describe, se queda uncido a las tres dimensiones del tiempo. Samarra pasa de precisar el cuándo (tiempo) y el dónde (espacio), transforma los adverbios interrogativos en nombres, los sustantiva y al propio tiempo introduce sutilmente la referencia de Rellinars (alejada en tiempo y espacio) para hacer que sugieran en el lector, de un modo infinitamente más intenso la limitación de la duración humana.
    Creo ver que lo que nos dice Samarra es que todos los apoyos de la vida humana: la tradición, la cultura, la naturaleza, son simplemente “paella, mar, tonto” y que la esencia prescinde del desnudo “cuando” (el tiempo) e interpreta el mundo a través de la soledad del tonto incomprendido para el que el futuro es espacio.
    Me recuerda Samarra el verso de Neruda:
    Adelante, salgamos
    Del mar sofocante
    En el que con otros peces navegamos
    Desde el alba a la noche migratoria
    Y ahora en este espacio descubierto
    Volvemos a la pura soledad.
    ¿Voy bien Jordi?
    P. QUADRAS

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  2. Hablqando de tontos, ¿este tal Mariano Baños no será el profesor de Ciencias Sociales de la Abat Oliba?
    Sí aquél que se hizo famoso cuando nos decía
    Clase tras clase....
    "¿Cómo ligais?
    Jamas tenéis que acercaros a la chica y decirle que es muy guapa, que tiene muy buen cuerpo, que es simpática y que esta buena.
    Sólo tenéis que decir: LAS PERLAS DE TU BOCA."
    Ahora le llaman el Perlán. Igual empezó su carrera de submarinista buscando perlas en el fondo del mar.
    J.L. Arrau

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  3. Este fin de semana no tenía nada que hacer y he vuelto al blog del Cop d’Ull. No iba a escribir nada; pero he visto el comentario que cita un verso de Pablo Neruda y tengo que corregir un error: Neruda, en el verso citado, habla de “río” y no de “mar” y aunque “nuestras vidas sean los ríos que va a dar en la mar”, habrá que tener en cuenta el error.
    Yo también me inclino a creer que Samarra usa el mar como símbolo de algo qu3e quiere sugerir. El mar del que todo sale ya al que todo vuelve. En su escrito el mar es un elemento de gran importancia. Por su capacidad de significar algo más, algo oculto en el discurso, el mar puede ser definido como símbolo. El mar, en el episodio intercalado de la barca, apunta a nociones como libertad, amor, comunicación y capacidad salvadora a través de la imaginación de Samarra que descubre cómo salvar al amigo remolcándolo hasta la playa salvadora. En cambio, en el episodio surrealista del Mariano pescador de mariscos, vemos que el mar reúne potencias adversas como vida y muerte, salvación y destrucción, purificación y crimen... pero, en definitiva, también se plantea como espacio de liberación, con el salvamento final. El mar, en este relato de apariencia simple es el “lecho misterioso” donde se entierra el “árbol de la vida”, pero ese lecho es también un espacio purificador, del cual se sale renovado, con un contacto más auténtico con el mundo.
    Le pediría a Samarra que no lo estropease con la evocación a la Guardia Civil; aunque igual eso es también un símbolo que no he sabido descubrir.
    En definitiva, encuentro muy acertado el recurso empleado y que impregna todo el artículo. Un mar, como dice Quadras, sin tiempo ni espacio. La Santa Biblia se hace eco del simbolismo oriental de las aguas primordiales, temibles incluso para los dioses. Según las costumbres babilónicas, Tiamat, el mar, después de haber dado nacimiento a los dioses, había sido vencido y sometido por uno de ellos. A menudo, el mar es en la Biblia símbolo de la ira de Dios contra el pecado del hombre: Ezequiel profetiza contra Tiro la subida de las aguas profundas. El Diluvio Universal es el supremo símbolo de la inutilidad de las revoluciones: siempre sobrevivirá un tonto profundo, salvador, dispuesto a llevar el timón y a conducirnos a una nueva ruina.

    P. Elías

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  4. Pués yo no le veo todas esas cosas que comentáis. Debe ser que no estoy introducida en esos tejemanejes.
    Creo que Jordi esta vez no ha querido expresar más que una vivencia, sin más. Todo muy simple.
    Además pone un "1" al principio, lo que parece ser que quiere decir que será una serie. ¿no os parece?
    Creo que lo sobrevalorais.
    No sé qué tendrá él que decir.
    Luisa Descamps

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  5. Por qué se borra el comentario?
    Lo seguiré intentando
    Manuel S.

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  6. A VER SI AHORA... Lo he acortado.
    SR. Samarra:
    Un amigo suyo le ha recomendado el siguiente artículo:
    Ad hoc. De tontos
    Un reciente comentario expresado por el presidente de Francia acerca del escaso nivel intelectual de su homónimo español, ha puesto de actualidad un asunto controvertido: la capacitación de los políticos para los cargos que ocupan. Es de suponer que a estas alturas cada cual tendrá formada ya su opinión sobre las destrezas y talentos de nuestro presidente (en honor a la verdad, hay que decir que bastante coincidentes, mal que nos pese, con la del francés) pero, más allá de las personalizaciones, parece oportuno reflexionar sobre la comprobada tendencia que manifiesta la clase política hacia la indigencia intelectual.
    Partiendo del hecho de que la única vez que fui a votar lo hice a un partido de derechas y, por tanto, soy, a juicio de un socialista que, a la sazón, preside la federación de municipios españoles, un “tonto de los cojones”, me siento legitimado, siquiera por alusiones, para expresar, en justa reciprocidad, mi opinión -de manera algo más sutil- acerca de la tontura de nuestros políticos. Como antes Platón y después Ortega, Santo Tomás de Aquino propugnaba que el gobierno de las naciones debía confiarse a quienes exceden en virtud e inteligencia al común de los mortales y bien podría decirse que la sociedad actual es, en este sentido, ferozmente antitomista ya que ninguna de las dos cualidades son requisitos necesarios (más bien se revelan obstáculos) para realizar una fructífera carrera política. Y no es que los políticos sean diferentes a la gente normal (algunos incluso podrían ganarse la vida trabajando) sino que la sumisión y el servilismo (condiciones imprescindibles junto a la lasitud de escrúpulos para progresar en los partidos) combinan muy mal con la inteligencia y la virtud y de ahí se deriva que la estulticia esté tan generosamente representada en los profesionales de la política.
    Tomás de Aquino quién realizó un exhaustivo análisis sobre los tontos y la tontería verificando que: stultorum infinitus est numerus, o sea, que los tontos son legión. El santo describe hasta veinte tipos de tontos (no incluye, por cierto, la variedad “de los cojones”), Y es que no es lo mismo un insipiente (falto de sabiduría o ciencia) que un estólido (falto de razón y discurso); resulta más problemático, por ejemplo, tratar con un fatuo (el tonto que se cree listo) que con un necio (el tonto que no sabe que lo es) y desde luego es toda una tragedia depender de un insensato (un fatuo que, además, tiene poder). Tomás aconseja obras de misericordia para evitar la propagación de la tontería: “soportar a los molestos”, “enseñar al que no sabe” y “dar buen consejo al que lo ha menester”. Es peor estar en manos de tontos que de malvados…. ¡los tontos nunca descansan!
    Manuel S. Ledesma

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  7. Hola a tothom!
    El comentario de Quadras me ha abierto los ojos. Está claro que el texto de este mes es una alegoría con forma de cuento, que va más allá de lo que explica. El título mismo induce a engaño. No se trata de tontos. Que el protagonista se presente en esa tesitura de percepción es una treta literaria para ocultar el tema verdadero, que a mi parecer no es otro que la prudencia pazgüata que conduce al conservadurismo. El protagonista es prudente y no quiere riesgos. Si va al mar es por una imposición de la amistad. Esa actitud prudente y miedica salva al final a los amigos de un percance serio. ¿Cuál es el mensaje? ¿El conservadurismo nos salva? Quizá sea bueno en nuestra sociedad burguesa no tomar riesgos, en especial si estamos en la sufrida clase media: “que me quede como estoy”, pero ¿es literario? ¿Dónde queda Ulises? Samarra, o por mejor decir su protagonista, va al mar como un cordero degollado, sin esperanza y sin alegría. ¿Es esa la imagen que nos cautiva? ¿No preferimos la que evoca el uruguayo Carlos Sabat Ercasty cuando nos grita: ¡Corazón mío danza sobre la nave! Y sigue: Yo aguardo el instante del prodigioso escollo donde se estrellarán las viejas tablas.
    El mar nos ofrece un horizonte en fuga, Samarra parece preferir la certeza de unas raíces en horizonte quieto, donde los descubrimientos no huyan a cada paso.
    ¿Qué elegimos nosotros como individuos y como pueblo?
    Ya ves Samarra, que no va de tontos.
    J L Arrau

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  8. Este mes de julio, no es mes de ponerse a escribir; pero me ha interesado el intento de sacarle punta al artículo de JS de este mes, mientras que el del mes pasado, ciertamente interesante, pasaba sin pena ni gloria, quizá por ser tan evidente.
    Es de alta literatura o de servicios secretos transmitir mensajes a través de símbolos crípticos. JS sabrá si esa era su intención. Un escrito de un par de páginas no da para mucho, pero no me parece desencaminado ver una denuncia de las actitudes pasivas que se alimentan de restos (paella) que cocinan otros. Veo una denuncia social al escaqueo y al vicio del temor al riesgo. ¿Qué será de una sociedad capitalista que no arriesga?
    JS nos expone el ejemplo de lo que hace un hombre, un pobre hombre, que por su buena fe es objeto de burlas por parte de sus amigos, incapaces de ver que ese hombre no se ajusta al principio de la individuación que es la fuente de las ilusiones y de los errores humanos, sino que las diferencias individuales pertenecen al mundo de la voluntad.
    Lo que hace un hombre es como si lo hicieran todos los hombres. Y, como dice Borges, por eso no es injusto que una desobediencia en un jardín contamine a todo el género humano y por eso no es injusto que la crucifixión de un solo judío baste para salvar a toda la Humanidad.
    Shopenhauer lo vió claro: yo soy los otros, cualquier hombre es todos los hombres.
    Ahí encuentro yo la profundidad del texto de JS. Su protagonista somos todos nosotros, capaces de estar de acuerdo 1000 por 1000 con los indignados pero incapaces de hacer un solo gesto para apoyarlos. Siempre a la espera de un caudillo.
    Reflexionemos
    Mauricio J Schwarz

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  9. No entiendo la construcción del título: "No es tanto ser tonto". Está mal escrito ¿no? ¿Quiere decir que ser tonto no es tan malo?
    Si fuese así me recuerda aquel tonto de mi pueblo al que para burlarse de él, le ponían en la mesa dos monedas, una de 1 euro y una de 50 céntimos. Él siempre elegía la de 50 centimos porque era más grande!
    Todo el mundo se reía ¡Qué tonto es este tío!
    Un día, lo cogí a solas y le pregunté si no veía la diferencia de valor. Me contestó: Claro que la veo, lo que pasa es que si elijo la moneda de 1 euro ya no me ofrecen más.
    ¿Quién era el tonto?
    Dichosos los pobres de espíritu...
    Rubén

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  10. Un día de verano, convencí a mis amigos para ir a la playa,en un día de estos q llueve, sale el sol, y asi. La cosa es que fuimos,acabamos 7 en dos toallas,pero no llovió. La cosa es que dije, voy al agua, alguien viene, estas loco, con el día que está, me decian. Yo todo intrepido me dirijí al mar, a darme un chapuzón, que ir a la playa y no bañarse...El caso es que en este momento cuando comenzó la aventura, estaba yo nadando, y de repente alli ví un pato compartiendo mi baño.Yo todo curioso me aventuré a intentar a llegar al pato, pero el condenado siempre estaba a la misma distancia. Viendo que me encontraba a una distancia más que considerable de la orilla desistí de mi empeño. Cuando volví a las toallas, se lo comenté a estos, y me decían, esto solo te pasa a ti ¡qué tonto eres! y tal. Pero lo más cómico estaba por llegar. Después de un rato jugando a las cartas, de repente, como de la nada, aparece una señora mayor con...el pato en brazos!! Có mo había cogido esa señora el pato? por qué yo no pude? habría usado caña? El caso es que la mujer que debía ser de green peace o algo, soltó al pato porque según ella el pato tenía derecho a la vida y bla bla bla.. Bien, y lo deja en una playa llena de gente... ahí es cuando entramos Robbie y yo, en busca y captura del pato. Cuando "arrinconamos" al pato (o sea,uno delante y otro detrás) Robbie intentó razonar con él, y para ello usó diversos nombres para llamar su atención como Donald y Lucas, pero no parecía responder por ninguno de estos. Cada vez levantabamos más expectación hasta tal punto que nos ofrecian ayuda desinteresada (o igual querian comerse al pato no sé) Una señora nos ofreció unos gusanitos para capturar al pato,pero debería preferir los triskis. Otra señora intentó atrapar al pato tirandole una toalla por encima. El plan no era malo pero cuando se lo tiras a 3 metros del pato, pues éste se asusta y empieza a correr como un condenao. A todo esto se nos unieron nuestros amigos para ayudarnos en la encomiable tarea de atrapar al pato. El pato acabó saliendo de la playa y se metió debajo de una furgoneta, y dio lugar a una situación muy cómica. Un buen señor,entregado a la causa,se pusó a ver si cogía al pato por debajo de la furgoneta, mientrás la mujer,oye,venga,ya está bien,y el marido:que ya casi lo tengo. Para verlo.El caso es que el pato salió de la furgoneta a toda leche y cuando nos disponiamos a cogerlo porque ya correr no corría más ,se debió de dar cuenta que se sabía volar. El caso es que el pato se estrelló contra un muro y nunca más se supo del pato y nosotros nos quedamos sin divertimento. A ver si le sacáis punta a esto.
    Maype

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  11. AquÍ el que tiene que hablar es el autor para decirnos si las interpretaciones que se apuntan están bien encaminadas o no. Yo también creo que ante la escasa incidencia de su escrito anterior, ha querido experimentar otra vía en la que a través de personajes pusilánimes - él mismo se ofrece de chivo expiatorio aparciendo antes sus amigos y sus lectores como un pobre hombre - nos incita a ver nuestra sociedad desde fuera, con una perspectiva nueva. Visto así, los tontos no creo que sean los políticos, como apunta Manuel S Ledesma, los tontos, está claro que somos nosotros. Ellos se comen la paella y nosotros les llevamos el marisco.
    Lo que no me cuadra es la referencia a Rellinars, un pueblo de veraneantes y de contrucción acelarada. ¿Queda algún payés?
    Seguimos
    Luciano

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  12. Realmente no lo entiendo. Parece una tomadura de pelo. ¿Quién puede imaginar un contenido simbolista en el escrito de este mes del Sr. Samarra? Seguro que es una provocación. La verdad es que me parece que es un texto aparentemente bien escrito; pero anodino, insustancial, intrascendente e inútil. Leer y olvidar.
    Imagino que el Señor S debe tener en alta valoración y estima su propio trabajo, doy por sentado que posee una fina sensibilidad, un alto criterio estético y un gran conocimiento del arte y la técnica literaria. La lectura de otros artículos de este blog (si no han sido copiados) me lo confirman. Pero el texto de este mes, sin embargo, pienso que es estéticamete banal e ideologicamente mezquino, poco más que un rejunte de foto-postales inconexas de dudoso valor anecdótico. De repente a nuestro forjador de emociones, de otros meses, parece que le basta con escribir sobre referencias banales y constatar sucesos de nulo interés y escaso valor cultural o social. Está bien escrito, pero el estilo es paternalista, como el del que enseña, aconseja, o revela alguna verdad grave u oculta, con palabras sencillas. Su tono es pedante. Su redacción es correcta, pero los comentarios son tediosos y deslucen los mínimos méritos de sugestión que pudiera haber. Sus textos brindan menos información sobre la génesis de lo que le sucede que sobre su propia persona y pensamiento. Me disculpo por este texto destructivo; pero es que me indigna que sus amigos pretendan destacar valores ocultos en algo que parece un simple intento de cubrir el expediente, con un resultado nimio, fútil, minúsculo, venial, leve, ligero, baladí, bizantino, ... superfluo, superficial, gris, insípido. No admite de ninguna forma la polémica de otras veces.
    Paradójicamente, la historia que relata es entre cómica y triste. “Su ego es el mensaje”. Por eso nos confunde que se proteja tras una clara analogía estética marina, que lo hace quedar como un tonto. Eso es una treta que crea la duda de si nos pone ante un premeditado e insidioso relato artístico-burlesco o ante una vulgaridad. Que no se confunda nadie. La estética en cuestión es la estética de lo insustancial, de lo ordinario, lo anodino, lo banal, lo intrascendente, lo pueril. Me siento obligado a escribir estas líneas que espero se me disculpen y que quizás el propio Samarra comparta conmigo, porque, después de leer los primeros comentarios, me temo que aparezca un ejército de amigos y seguidores que, elucubrando, se dediquen a alimentar su ego en forma continua, alabando sus ocurrencias, felicitando sus textos y discursos de dudable gusto y festejando cada frase que escribe. Es un público que comparte sus mismas aspiraciones y se identifica tanto con él probablemente por tener sus mismas limitaciones. Son ellos, en definitiva, quienes prolongan en el Señor Samarra la ilusión de creerse un maestro, un cronista de la vida cotidiana, un divulgador del folklore nacional y de la cultura contemporánea. Es por eso que a su público dirijo mis mayores reproches.
    Espero que mi comentario evite el estancamiento del Sr. Samarra. Que no se deje seducir por los cantos de sirena de sus amigos paelleros y siga trabajando para adquirir madurez en el lenguaje, coherencia conceptual y conciencia en lo que se comunica.
    Ya se lo dije en otro comentario: de verdad creo que usted tiene talento, no lo desperdicie.
    JOAN MARTÍNEZ

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  13. Si me permitís voy a hacer dos puntualizaciones sobre algún comentario.
    Primero, dar la razón a Elías: la palabra que usa Neruda es río y no mar. Cité de memoria y la memoria me traicionó, aunque el sentido no cambia. En todo caso, agradezco el interés de Elías y le felicito por su conocimiento de Neruda.
    En segundo lugar me referiré al desafortunado comentario del Sr. Martínez, que si bien tiene drecho a expresar su opinión, sea esta la que fuere, no lo tiene tanto a hablar de las limitaciones de los amigos de Samarra. Ya que nos dirige a los comentaristas sus "mayores reproches" me veo obligado a contestarle. Creo que usted debe decir cuál es su posición ante un escrito de Samarra; pero es más discutible si lo ha de hacer machacando otras interpretaciones que, de buena fe, hacen otras lecturas posibles. Le diré que no soy amigo del Sr. Samarra y que ni siquiera le conozco. Simplemente estamos vinculados por este extraordinario vehículo de comunicación que es internet. Yo amigo Juan (nombre de concordia en el Evangelio) le contestaría con un soneto de Aleixandre (y esta vez no voy a citar de memoria para no meter la pata):
    Vamos a hablar amigo. ¡Tantas cosas
    dejamos sin decir todos los días!
    Vamos a unir tus rosas y las mías
    para poder hablar de "nuestras" rosas.
    Vamos a descubrir piedras preciosas
    dentro de subterráneas sinfonías;
    y en sordas voces y miradas frías,
    escondidas entrañas luminosas.
    ¿Quieres romper conmigo alegremente
    ese silencio sin amor que al mundo
    tanto le duele? Anda, ven conmigo
    por los caminos a buscar la fuente
    donde bebe esperanza el vagabundo.
    Hoy es buen día para hablar, amigo.
    Y eso es todo.
    P Quadras

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  14. Me alegra ver que por fin Jordi se ha animado a hablarnos de él mismo. El texto de este mes (que parece ser el primero de una serie) nos habla de sus vivencias en primera persona y nos ha de permitir penetrar en las claves de su personalidad.
    Dicho sea de paso: paso de Martínez!
    Yo misma y también otros lectores se lo habíamos reclamado ya en otras ocasiones. A través de historias nos ha de permitir entrever su vida y poder así imaginar mejor las bases de su rica sensibilidad. En la historia de este mes nos habla ya de sus amigos (¿amigos?) de su perra y de Lola. Por lo visto su compañera es una experta en hacer sofritos, mientras Jordi se desvive por contentar a sus amigos paelleros. Él mismo, en el resumen final de referencias, nos da una pista: El mar, LOS TONTOS, la paella, SER ÚTIL. Creo que el tema de este mes va de TONTO ÚTIL, pero no en el sentido político en el que dicen que lo utilizó Lenin, sinó en el sentido cariñoso de la palabra. "Vamos tontín, no te enfades, dame un beso" o "Vamos tontorrón invítanos a una caña". Es indudable que "tonto" tiene una acepción amistosa, muy bi3en vista por Jordi, que nos hace olvidar el insulto.
    Espero con ilusión que Jordi nos explique en esta serie algunas de sus experiencias románticas que nos ayuden a entender su rico mundo de emociones. Los relatos son ficción; pero no cabe duda que están inspirados en la vida misma.
    Ánimo Jordi. Te leemos con gusto.
    Liliana (y su hermana Sara de Masnou)

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  15. Tonto útil lo dice todo. Poco que añadir.
    J.M

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  16. Hola soy Ovidio. Hace tiempo que descubrí este blog; aunque no he tenido ocasión de hacer comentarios últimamente. Participé en aquel blog antológico de los amores sobreposats. Allí Samarra hizo desbordar emociones que luego la gente se ocupaba en intelectualizar. Ahora en cambio, veo que Samarra se limita a decir lo que le pasa al “tonto” de la historia; pero se limita a objetivarlo, con un discurso átono y despersonalizado. No sabemos si el “tonto” se indigna, se avergüenza, se enoja o se deprime por el comportamiento de sus amigos. En realidad parece mas bien que "se la bufa". Es una historia, sí, como la historia del avión; pero en lugar de ir preñada de emociones que desbordaban el texto, esta vez no se traspasa el límite de la emoción. No sabemos qué le pasa: la historia se estructura en base a un super reducido vocabulario emocional.No es estimulante, a no ser que quiera ser una imagen de lo átona y falta de reacción de nuestra sociedad. Cuanto más reducido sea nuestro vocabulario emocional, no sólo nos quedaremos mudos en lo que se refiere a las emociones, sino también sordos y ciegos: mudos, porque no podremos hablar acerca de nuestros sentimientos ; sordos, porque no podremos prestar oídos a nuestro mundo emocional ; ciegos, porque no percibiremos las emociones de los demás. Creo yo que Samarra, respecto a sus lectores hace el papel de madre. La madre da un nombre a la emoción de su hijo mucho antes de que éste ni siquiera sepa hablar. De esta manera, va aportándole conceptos que el niño puede relacionar con la experiencia emocional que está sintiendo. Mientras lo hace, también ella adopta una expresión facial que le pone cara a su emoción, sea esta de rabia, enojo, cariño o temor. En el rostro de la madre, el niño puede comprobar qué aspecto tiene cada emoción. Cuando estos procesos se repiten, el niño aprende poco a poco que el enfado, por ejemplo, siempre produce la misma emoción y tiene el mismo aspecto : puede relacionar la palabra con una determinada imagen : se pone una 'etiqueta' a la emoción, se le da un nombre. Si la madre (o el padre) no verbalizara las emociones del niño y no le comunicase también -siempre que fuera posible- sus propias emociones, el vocabulario del niño, tanto activo como pasivo, tendrá considerables lagunas en el ámbito emocional. Y eso es lo que nos pasa a los lectores de Samarra. A ser parco en describir da pábulo a interpetaciones; pero deja a sus lectores huérfanos de poder comparar y sentir sus propias emociones, cuando pasaron por tontos, por ejemplo. No sé si me explico.
    Creo que hay que agradecer al amigo Martínez que opine de forma diversa. Este blog tiene sangre y respira cuando hay polémica.
    Ovidio/Job

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  17. Perdón pero no puedo entender la crítica del Sr. Martínez.
    Disfruto como un camello con este blog. (Empezando por el título, lleno de sentido). Encuentro genial esa habilidad del Sr. Jordi Samarra para sugerir y hacer pensar.
    Llevo dándole vueltas a este comentario desde que leí el primer comentario del Sr. Quadras. Luego he leído otros interesantes comentarios; pero nadie le ha dado el enfoque que a mí me ha sugerido. Creo que el relato es una foto de los valores de nuestra sociedad catalana en este momento. Nos viene a hablar de las distintas formas de la verdad y sus opuestos: la verdad lógica, la verdad moral y la verdad religiosa. El opuesto de la primera es el error, el de la segunda la mentira y el de la última la desesperanza. El protagonista de la historia me parece que se define como un compuesto de esos opuestos, hay en él - en las situaciones que vive - error, mentira y desesperanza. El pobre infeliz vive en un mundo hecho de realidad cotidiana material insustancial: leer el periódico, ansiar la amistad y comer paella. No hay en su vida ni poesía ni religiosidad, que es lo único que puede poner en cuestión la mundana sabiduría del vivir. “Todo individuo que no vive o poética o religiosamente es tonto.» Así nos dice Kierkegaard (Afsluttende uvidenskabelig Efterskrift, cap. 4 secc. 11, A § 2). El uso de la expresión “tonto” nos da la clave. "No es tanto ser tonto". El protagonista (el propio autor) podemos entender que busca una salida desesperada, porque entiende que sólo mediante la desesperación de esta salida puede llegar a la esperanza. Sabe que siempre podemos encontrar algo irreductible a la razón que nos de vida real, fuera dels discurso adocenado y banal.
    Quizá me paso un poco, pero me gusta creer que cuando el protagonista acomete las pequeñas heroicidades de salvar a sus amigos, no está tratando de salvarlos simplemente de los peligros del mar, sino que metafóricamente, en el sentido en que lo usa el cómico latino, les está diciendo
    "Homo sum: nullum hominem a me alienum puto."
    (el que sólo haya entendido "puto" está arreglado)
    Samarra, en pleno siglo XXI, parece querer encontrar una nueva respuesta a la pregunta del immortal Dr. Fausto: “¿Qué bien hará mi alma a tu señor?” Está claro que rechaza la respuesta de Mefistófeles cuando le responde
    «Solamen miseris socios habuisse doloris», que es lo que mal traducido en romance, decimos: "mal de muchos, consuelo de tontos". No me alargo más. Espero que de verdad todos los amigos y los lectores de Samarra encuentren un día a su dulce Helena y que esta, como en el Faust de Marlowe les haga inmortales con un beso.
    Repito, a veces me encanta este blog.
    JMS

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  18. Ya estoy con Juan martínez y añado estos calificativos al texto de Tanto Tonto: insustancial TRIVIAL, DESABRIDO, INSÍPIDO, SOSO, INSULSO, PELOTUDO Y BOLUDO.
    Una historia salida... del reino de los sueños y de las sombras! Para una mujer tan realista como yo, esta situación es, en verdad, muy particular y extraña. No quiero reírme, ¡Dios me libre!, porque esto que para mí es tan inverosímil, tan insustancial, para el autor es real. Y para mí, de cierto modo, tampoco es una falsedad, porque refleja fielmente el espíritu dulce y generoso de Jordi. -Y después de una pausa, reflexionó finalmente-: ¡Ah, si me llamara con mi elevado sentido de la compasión generosa!
    CRISTINA

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  19. Historias para ser contadas I
    Qué mal rollo me da. No sé si lo resistiré.
    De verdad este blog se va a convertir en eso?
    No me lo puedo creer. Tanto talento desperdiciado.
    Soy incapaz de hacer un comentario mínimamente ingenioso sobre esa base.
    Piénsatelo Jordi.
    JORDI

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  20. Lo que explicas Jordi, me recuerda una aventura en Argentina. Un día nos paramos a vacilar con mi compañero en una playita frente a San Lorenzo, se lograba divisar la iglesia del campo de la gloria de San Lorenzo. Almorzamos unos sándwiches, hicimos unos mates y un fueguito para calentarnos. se nos puso en la cabeza tomar una barca y cruzar a una isla de enfrente. La mar estuvo bastante movidita, se empezó a levantar un viento terrible lo que hacía que el bote se moviera de un lado para el otro, en cuanto me di cuenta estabamos llenos de agua adentro así que tuvimos que regresar a la playita a sacar el agua, lo hice. Había demasiado peso y Pablo dijo que se quedaba y me ayudó a volver al agua, me despegué bastante de la playa, a medio camino de la islita. Empecé a ver que adelante mío se daban vuelta como panqueques, había un viento sur asqueroso, BIENVENIADA SUDESTADA! El mar parecía Villa Gesell olas de mas de 2 mtros, me cague en las patas y entré en estado de pánico, en un momento al lado mío venia un chico en un bote que me daba animo, vi a Pablo en la playa agitando los brazos como diciend: sigue, sigue. Miro para el bote de al lado y escucho IZZZZZZQUIERDO! era el chico que con ese grito evitó que la ola me volcase. Yo no daba mas de mí ni físicamente, ni psicológicamente. Otras barquitas, sin embrago navegaban a mi lado sin problemas. Me sentía ridícula. Una barca me tiró una cuerda y me remolcó de vuelta a la playa.
    Así que llegamos a la playita,el cretino de Pablo me sonreía. Estaba helada y yo particularmente me sentía en un estado de miedo terrible. Me calme. Me quité la ropa mojada para no pescar una pulmonía y empezamos a buscar leña. Armamos la fogata. Las manos de Pablo me querían consolar pero yo no estaba para bromas.
    Nos calentamos el guisito de lentejas que Pablo traía, nos tomamos unos mates y agarramos (que no cogimos) el coche de vuelta. Me sentí tan tonta que ya no quise volver a ver a Pablo. Quizá si en lugar de unas miserables lentejas me hubiere hecho una paella de marisco como la vuestra, me habría animado y aún estaría pelando las gambas.
    Jordi me gustan tus relatos,
    Rosario

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  21. Viste Jordi? Nunca hubiera creido que este tema hubiera dado para tanta...tontería
    Hasta una compatriota hablando de pelar la gamba!
    Ser tonto es una cualidad tan deseable que muchos se hacen los tontos, sabedores de la gran cantidad de ventajas que conlleva esa condición. Nadie va a envidiarlo, lo cual reduce bastante las probabilidades de sufrir ataques, críticas, difamaciones, vituperios y males de ojo diversos.
    Total, los tontos boludos son inofensivos y hasta pueden llegar a ser divertidos.
    Si vos sos tonto no deberá gastar energía en demostrar a los demás su inteligencia. Los hombres (inteligentes) en particular, tienen esta preocupación. Cierta vez propuse a unos pibes que podían hacer un test que detectaba inteligencia. Ante el temor de comprobarse que ellos no son tan inteligentes, nadie quiso hacerlo objetando que seguramente eran pavadas.
    Pruébelo Sr. jordi con sus amigos paelleros. Sólo aceptarán las mujeres porque prefieren ser reconocidas como atractivas y no les va mal que las tomen por tontas.
    Si vos sos un tonto podrá reírse abiertamente de cualquier pavada y no temerá hacer el ridículo ante nadie. Los llamados pendejos idiotas pueden exhibir sus "increíbles habilidades" ante cualquiera sin inhibiciones.
    Imaginemos por un momento que somos tontos: seríamos los pelotudos más inteligentes. ¡Vivan los tontos!
    Pero no todo está perdido. Si vos nació inteligente no se preocupe porque todos, hasta los genios, tienen indefectiblemente su lado necio que cada cual suele conocer bastante bien. Y mejor que las cosas sean así: ser algo tontos nos hace más humanos, más divertidos y, porqué no, más queridos y más entrañables.
    Cazau P.
    Che! No sé cómo es que yo también he caido en hacer un comentario.

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  22. Perdon. Entiendo espanol pero no escribe bien.
    Your blog keeps getting better and better! Your older articles are not as good as newer ones you have a lot more creativity and originality now keep it up!
    George

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  23. A punt d'arribar a les 4.500 visites i això que ho has fet al mes de juliol i en castellà. Molt bé. Veig que aquí no es poden fer comentaris de només "molt bé" "m'agrada" o "que bo que ets" i es per això que vull afegir quelcom més:
    Lo haré es catellano respetando tu idioma original. Para mí la clave está en saber si lo que lo que cuentas es VERDAD o una imaginación. Parece por como lo explicas que te refieres a un suceso real (verdad?).
    Es evidente que no existe un concepto unitario de verdad y que uno de los grandes problemas a resolver por todo sistema filosófico es su propio concepto de la verdad. Es obvio que tienen poco, entre sí,la definición de “la verdad” que hacen las concepciones filosóficas idealistas, hegelianas o kantianas con la "verdad" de tu relato. Tu verdad busca, en cierto modo, hacer posible la convivencia social. No envías a hacer puñetas a tus amigos, te plegas a sus deseos. Si hubieras sido fiel a la verdad (honestidad del sentimiento) los habrías enviado a hacer gárgaras o, al menos, los habrías ignorado; pero no lo haces pues ello implicaría la eliminación de la convivencia social que te proporciona una supuesta amistad. Sólamente porque dos personas mantuvieran afirmaciones o convicciones discordantes, no cbe suponer que uno de ellos es tonto. Para ser justos habría que leer la misma historia explicada por tus amigos. Para evitar ambos extremos, se habría de aceptar la verdad como aquel dato que resulta objetivamente real y efectuar un análisis sobre el comportamiento objetivo de la persona difusora de la noticia, es decir de ti como protagonista de la historia e investigar si, en mayor o menor medida, has actuado despreciando la posibilidad, cercana o lejana, de que lo publicitado sea inveraz. Ya en este punto, entendamos que el “desprecio a la verdad” se configura como una actitud mental voluntariamente elegida, con conocimiento y mantenida a lo largo de cierto espacio de tiempo, que trasciende externamente más allá del sujeto que la efectúa y que puede ser objeto de comprobación y valoración.
    La verdad consiste, así, en el resultado positivo que se obtiene al suponer un grado aceptable de concordancias entre los pensamientos, las ideas, las concepciones o conclusiones y los datos objetivos que la realidad proporciona de la que, por criterio racional, común o lógico, y de forma directa o indirecta, se deben deducir.
    Pero no por ello la veracidad se identifica, con la propia realidad, pues esto significaría limitar, so pena de no decir la verdad, la comunicación entre los humanos al estricto y limitado acogimiento de aquellos hechos que hayan sido plena y exactamente demostrados. Verdad, desde esta óptica, es la validez del resultado del análisis comparativo entre lo apreciado y lo divulgado; ello implica que pueda haber dos análisis igualmente válidos, y, por lo tanto, dos verdades. De hecho, en el caso de falsedad o inveracidad, nadie inteligente priva de total validez a la información falsa, ante todo si dichas informaciones se han contrastado con los datos objetivos y se han comparado con algún grado de diligencia, que, al final, ha resultado insuficiente. Todo esto viene a cuento porque yo imagino haber estado en esa situación contigo. Navegando o pescando marisco.
    En conclusión, mi verdad consistiría en una actitud personal que no implica menosprecio de la veracidad de lo difundido. Incluso puedo admitir que el hecho sea cierto, pero al mismo tiempo pensar que su difusor es un falsario y, por ello, contaminante de la realidad. Y es que, a veces, cuando se miente, se dice la verdad…
    Todo esto viene a cuento de que te prefiero cuando inventas a cuando cuentas la verdad. El problema es que nunca estoy seguro de cuando leo tu imaginación de novelista fabulador o tu prosaica lectura de tu percepción de la realidad.
    Sácanos de dudas.(algún día)
    Jesús

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  24. Apreciado amigo. Veo que su articulo ha sido capaz de sugerir, algo que solo esta al alcance de los escritores con talento. Yo renuncie a escribir cuando me tope con una corta historia de Herman Hesse que en cuatro palabras era capaz de decirlo todo. Habla de un viajero que pasa la noche en una posada. En la posada hay una fuente. El viajero se va al otro dia y piensa que el agua continuara manando cuando el haya partido y que la recordara en tierras lejanas.
    Que bella puede llegar a ser la literatura!
    Un saludo
    Garcia.

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  25. Tiene razon Garcia. Como dijo Unamuno: Me daria por pagado si pudiese sugerir una sola idea a un solo lector. Creo que este mes te has ganado el sueldo, Jordi.
    Ferran

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