domingo, 3 de enero de 2010

GRACIAS A MILLENNIUM Y A PILAR RAHOLA


GRACIAS A MILLENNIUM Y A PILAR RAHOLA

Gracias al Millennium cinematográfico, he paseado de nuevo, virtualmente, por algunas calles de Estocolmo y alrededores. Es especialmente agradable reconocer en el cine lugares que uno ha pisado. Estocolmo es una capital limpia, amable y civilizada (excepto los sábados por la noche) y lo que Larsson nos presenta de podrido, vayas donde vayas, habrá un argumento sórdido y oscuro que contar.
Mientras estaba viendo la película, me vino a la memoria que hace unos 6 años visité de nuevo Estocolmo. Regresaba allí después de 20 años. Allí vive mi amiga Margaretha Skog. Cuando hay cosas que duran más de 25 años, creo que ya podemos considerarlo una amistad de toda la vida y este es el caso.
Aproveché mi viaje para visitarla. Quedamos en su casa, tenía un achuchón lumbar, por teléfono prácticamente me dibujó cómo llegar. Estocolmo tiene un conjunto de islitas que se van comunicando a través de túneles y puentes. Ella vive en Ekerö, una especie de Valldoreix; pero en terreno más amplio y llano, surcado por algo parecido a acequias o arroyos. Tiene algunas zonas de urbanización moderna y otras con casas antiguas de madera en zona boscosa. Tanto en Valldoreix, como en Ekerö, mi tendencia es a perderme. Al volante del coche no pude reprimir un irritado bufido contra mi mismo, maldiciendo esta propensión mía al despiste: me dicen “la segunda a la derecha después del semáforo” y no encuentro el semáforo. Me citan en el teatro Condal y me voy al Goya. De golpe dos cenas en el mismo día… y no puedo hacer responsables a mis amigos que seguro me lo explican la mar de bien.

Detuve el coche frente a un camino. Me pareció podría ser allí, pero un cartelito decía: “Privat omrade fordonstrafik förbjuden”, sin saber demasiado sueco lo de privat y trafik ya se veía que no invitaban precisamente a entrar en coche. Así escrito: “omrade fordonstrafik förbjuden” no da buenas vibraciones, la verdad; aunque pronunciado por ellos realmente es otra cosa, queda más dulcificado. Dicho de palabra, quizás uno podría atreverse a la trasgresión; Pero escrito...!ni hablar!, allí te quedas clavado
Por otra parte, no me cuadraba con la manera de ser de Margaretha, ¿cosas del marido? …

Por el camino del privat venia una mujer con un perro, más bien parecía que iba a estirar las piernas que dirigirse a alguna parte. Esperé a que llegara al cruce y le pregunté por la dirección. No la conocía. Le di el nombre Margaretha Skog. Me señaló una casa más allá, creo que mencionó un nombre, Sinet, Seniz, no entendí, “él sabe casi todo de por aquí”, dijo con expresión algo desganada.

Como si me hubiera caído el mismísimo rayo que descabalgó a San Pablo, tuve un repentino escalofrío con la sensación de estar paralizado. Detenidamente me fijé en su mirada y con estúpida inseguridad, pregunté ¿Agnetha?, sorprendida me miró por primera vez como persona y no como a un tipo que está perdido. Adoptó un gesto de intentar reconocerme. Al fin dijo… Yesss.

De golpe me vinieron a la cabeza mil canciones, la silbable “I’m just a girl” o la catártica: “The winner takes it all”. A un metro y hablando conmigo, de tu a tu, tenía en persona a la auténtica Agnetha Fältskog.

Fueron instantes de máxima confusión, me sentí como un grupi en el túnel del tiempo, ante una señora que podía ser mi madre a pesar de que ambos debíamos tener edades parecidas. En mi cabeza tenía una imagen de ella de cuando ambos rondábamos los 25 - 30 años, época en la que estaba en el cenit de su fama mundial, desde Estocolmo a Sidney, de Londres a Tokio. Hoy, esta edad es la que tienen nuestros hijos.

Mi mente multidireccional me abrió los ojos y me di cuenta de que el espejo ante el que me afeito por las mañanas, es el de la eterna juventud, es el de la madrastra de Blancanieves. A mí no me habla de belleza, pero no me deja envejecer, cada día soy el mismo año tras año. Son los otros los que envejecen. Acaso sea por eso que Agnetha tenía edad para ser mi madre.

Celebré, el insólito y casual encuentro y le dije conocer gran parte de su trabajo en grupo y sola. Como despedida, aprovechando que los suecos son tan bilingües como los catalanes, eso sí, ellos doblan con el inglés, solté mi ingenio lingüístico en un lamentable inglés.-
“I’ve came looking for my friend Skog and I found an admirable Fältskog in the skog ". Le arranqué una sonrisa, no se si porque realmente lo encontró gracioso o porque ella, además de todo, es un chica muy educada. En sueco Skog significa bosque y Fältskog seria algo así como bosque forestal, silvestre.
No era la chica que yo guardaba en mi memoria, era una señora de mi edad, pero la reconocí. Me despedí y me fui a ver al vecino. Acababa de hablar con una de las A de ABBA.
Llegue a casa de Margaretha gracias al vecino de Agnetha. Le expliqué muy emocionado el encuentro y aprovechó para contarme unos cuantos chismes sobre la cantante. Entonces, en España, aun no existían o yo no tenía conocimiento, ni los GPS, ni los programas del corazón, así que aún no estaba hastiado y escuché con interés.

Si hoy explico esta anécdota, debo confesar que es gracias a Pilar Rahola. Un día le oí contar que estaba cansada de esconder su gusto por Perales. Pensé que tenía razón y ¿por qué yo no podia hacer lo mismo?, después de todo, sé quien soy y no necesito parecer nada.
Así que mi confesión es esta: como música de evasión (y no confundir con lo de Mama mía), a mí me gusta ABBA.

¡Y qué!. ¿Pasa algo?.