sábado, 1 de octubre de 2011

DE LA MORAL DE SHYLOK A L’AMORAL DE SHYLOK

Hace ya unos años la Sra. Skog me lo predijo, entrabamos en la nueva era de Aquarius y traería grandes cambios sociales.

Sea o no así, hay muchos síntomas reveladores de que esto se mueve. La crisis, que ha conseguido el mérito de ser real y virtual a un mismo tiempo, ejerce como mordaza bloqueadora del pensar, razonar, decidir. Todo es incierto, todo lo decide un ente desconocido e incontrolado. ¿Quién se atreve a dar pasos sin mirar lo qué hace el de al lado?.

La culpa no es del Mercader, es cosa del gondolero.

La crisis económica, que afecta tan injusta y directamente al bienestar general de las familias, oculta otras realidades, auténtico origen de la cruel situación.

El motor principal del caos, el que lo mueve todo, es la orfandad a que estamos sumidos por la galopante pérdida de identidad, valores y convicciones. Como si fuera lo más natural, sin conciencia ni queja, practicamos y convivimos en una sociedad con moralidad de conveniencia. No creo necesario abundar con ejemplos; cada uno tenemos nuestra propia lista y en algunos casos, lo más probable, con valoraciones antagónicas, lo que confirmaría que verdaderamente hay crisis de valores.

Nos hemos habituado a vivir en un mundo de muchos gestos y pocos contenidos, gana la astucia sobre la inteligencia. Ideas pobres, desgastadas, pervertidas o mal renovadas, entretenimientos bajos y simples, cultivo de sentimientos groseros. Nos conformamos con todo. No prosperan, ni cuajan nuevas ideas por la falta de verdaderos lideres capaces de inspirar futuro. Es tal el ansia de ver futuro, que aun sin lideres, afloran movimientos de masas cuyo líder intangible es la red social.

En el terreno espiritual, gurús para todos los gustos, variadas catas de religiones: Esta es la de Madonna, esta la de Tom Cruise, esta la que gusta a Victoria Beckham... la Biblia en el Hola!.

Los viajes del Papa, simplemente gestuales para unos cuantos “ya arreglados” y de ínfimo contenido para la mayoría de los “no arreglados”, cuyo único valor universal es el lustre y pompa vacua que se dan los adláteres.

El que parecía ser la esperanza blanca, el Presidente Obama, malvive victima impotente del deporte favorito de casi la mayoría de políticos democráticos universales: la intriga como suplente de la razón. No importa que no sea razonable si perjudica al oponente.

El sector financiero presenta el peor ticket de valores de toda la civilización, campan por el mundo con escaso control porque no tienen rostro, no tienen nombre, no tienen localización y muy poca nacionalidad. Pocas reglas, ninguna moral, refractarios a la ética. El dinero por el dinero. En estas condiciones ¿a qué regulación y normas morales se deben y porqué razón deberían de observarlas?

Mercados de futuros, compras especulativas de materias primeras (petróleo, lana, cobre, algodón, etc.) no para la transformación industrial, sino para acaparar, crear escasez y provocar la subida de precios. ¿Cuántos grandes petroleros hay al pairo en aguas de nadie en el Indico, a la espera de comprador y destino? Sucios tejemanejes bursátiles y ahora también, las Deudas Públicas, que pone a sus pies a países enteros, tras un buen trabajo político-sofrológico de intensa culpabilización de la gente. La única y primordial moral es la del redivivo Shylok: Si debes, paga. Y si no puedes, con libras de tu propia carne.

No es de extrañar que con este disfuncionamiento generalizado, incluso quienes deberían marcar pautas de sabiduría y templanza, como se esperaría de los Jueces Supremos, actúen desmandados tomando decisiones que soliviantan a la ciudadanía, sacando más gente disconforme y airada a la calle que la propia crisis. A veces, uno tiene la sensación que a estos grandes magistrados les sucede lo que a mi ordenador que sabe mucho, pero piensa poco.

Y estos, no son todos los síntomas, hay más, pero no creo necesario abundar en ellos. Los citados son suficientes para darse cuenta que la enfermedad no tiene freno, no es un órgano el que falla, el fallo es sistémico y éste es el gran éxito del caos, ha conseguido generalizarse. Así es como actúa el cáncer.

Somos tantos a decir cosas, que una más no se notará, pero al menos, el compartirlo con ustedes, creo que me aliviará.

Haciendo una súper síntesis y yendo al principio, al origen de nuestro mundo, todo se ha basado en el intercambio de bienes: Cambio gallina, por trigo. Vellón por aceite. La cosa se complicó al valorar ficticiamente el oro como metal escaso, maleable y de brillo sensual; si tenias oro, no era necesaria la gallina para tener un celemín de trigo. Así se ha funcionado hasta hace pocos años en que se decidió inteligentemente que el oro, tampoco merecía tanto aprecio y así perdió su rol de patrón por tratarse de un valor caprichoso y pasivo. A partir de entonces, lo que valdría seria la capacidad de un país para crear bienes (riqueza).

La que parecía una decisión inteligente, se convirtió en la llamada de la selva para especuladores financieros con grandes masas de capital anónimo, al darse cuenta que podían ganar inmensas cantidades de dinero en poco tiempo y sin los problemas de la fabricación. Esto alteró a todo el Orbe, fabricar pasó a un segundo plano, avalado por una estúpida expresión prometedora de evocaciones progresistas: Globalización.

La fabricación se deslocalizó, la problemática social se transfirió al sector Público, se incrementó la producción y se abrió el paso a grandes desplazamientos de la riqueza.

Países con inopes masas de mano de obra que un día de jornal equivale a lo que cuesta una Coca Cola en el país contratante, serán la fabrica. El trabajo se deslocaliza y sale del país. El que antes hacía este trabajo se queda sin él y sin sueldo. La paradoja es que el cliente de este producto, es el mismo que ha perdido el trabajo, así que difícilmente podrá comprarlo, Ah!… pero aquí viene la magia, como el que trabaja es quien gana el dinero, puede prestárselo, con intereses, al que no trabaja para que pueda pagar el producto. El chiste es real y supongo que de estar vivo, el Sr. Henry Ford, líder de la producción industrial se partiría de risa. ¿Su filosofía?, construyo coches que mis trabajadores puedan comprar.

Algunos, creen que el arreglalotodo seria una nueva toma de la Bastilla, nada más erróneo, sería el más de lo mismo; la violencia puede que cambie el modo, pero no el pensamiento. Sólo una nueva generación mundial podrá hacerlo. Es posible que quienes hoy tienen entre 10 ó 12 años, libres del viciado lastre actual, ignorantes de lo que pensaba y hacia su abuelo, mejor formados moral y éticamente, convencidos de que la humanidad mientras no muere, debe vivir lo mejor posible y de ello es responsable, sin excepción, cada uno de nosotros. Forjados en las últimas tecnologías, ignorantes de que los caballos se utilizaban para tirar carros, los trenes funcionaban a vapor y que antes de Ryanair los pasajeros tenían trato de persona, será posible hacer un nuevo mundo, esta vez a la medida humana. Gracias a estos desconocimientos y algunos otros que mejor también olvidar, puede que aflore una nueva generación de empresarios convencidos de que las empresas no son exclusivamente para enriquecer al amo, que también, sino que las empresas ineludiblemente deben cumplir una función social de primerísimo orden, origen absoluto del fluir de la vida. Primero las vidas más próximas, a continuación las siguientes, las siguientes y hasta donde se pueda.

¡Ah! y aten muy, pero que muy corto a quienes quieran hacer dinero por el dinero. Van contra la humanidad.